Lope Avila on Prison Writing Workshops
Hello readers! I have returned to UCLA for the academic year. However, memories of Mérida are still fresh in my mind and I hope to continue blogging and hosting guest bloggers on this site.
The following text (in Spanish) on prison workshops in Mexico was presented by Francisco Lope Avila at the panel "Art and Culture in Social Reinsertion" presented at the PARSEY (Patrocinato de Reinserción Social de Yucatán) in an event organized by prison psychologist and former prison director Karina Pérez Ramos on March 29, 2016. It is an important and historic reflection about his experience teaching a writing workshop in the Cereso de Merida. He has kindly agreed to share it here as the first of a number of planned collaborations on this blog with writers, artists and others engaged in prison education.
"El único derecho que tiene el hombre es la obligación de servir a los demás."
-Mahatma Gandhi
(Photo de Albert Durán.)
1.- ¿Quiénes y qué hicimos?
En Yucatán, la experiencia de compartir el proceso creador artístico con los internos en los ceresos tiene su antecedente durante el gobierno del socialista Felipe Carrillo Puerto en los primeros años de la década de los veinte del siglo XX. En el 2004, a pedido de Karina Pérez Ramos, psicóloga del Cereso de Mérida, Verónica García y yo, Francisco Lope Ávila, fundadores y directivos de Zedík, Centro para el Desarrollo de la Creatividad y la Imaginación, A. C., nos dimos a la tarea de diseñar un taller de creación literaria para las internas del cereso. Karina tenía muy especial interés en que el taller sirviera no de simple entretenimiento, sino de importante instrumento para que las internas que asistiesen lograran desarrollar habilidades de pensamiento creativo que les fuera útil en su proceso de reinserción social.
Nos propusimos que al finalizar el curso las talleristas tuvieran un resultado tangible, objetivado en textos de literatura aplicada o de intención estética que pudieran publicarse y documentaran tanto la realización del taller como su utilidad en el proceso de reinserción social, es decir sí pensamos, a sugerencia de Karina, en la posibilidad de que el taller pudiera convertirse en un programa permanente por la calidad de su ejecución y sus resultados.
2.- ¿Cómo lo hicimos?
Aprovechando la metodología de taller literario que teníamos, Verónica con su recién adquirida formación normalista, y yo con mis casi treinta años de compartir la experiencia de crear textos literarios con niños, jóvenes y adultos de diferentes entornos sociales, económicos y culturales, concebimos el programa del taller para durar un año con sesiones semanales de dos horas. La experiencia adquirida en los talleres literarios de nuestra asociación Zedík nos hacía sentir capaces para cumplir con el reto. Era en cierto sentido una aventura. Yo nunca había impartido talleres a internos en algún cereso, pese a mi actividad en la Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos (Limeddh); por su parte, Verónica García tampoco lo había hecho.
Sin embargo, la combinación de los conocimientos de enseñanza formal de Verónica y mi experiencia en talleres literarios dieron como resultado un método práctico, adaptado lo mejor posible a la realidad de las talleristas. Desde un principio, el taller tuvo la característica de gran valor: la exigencia que nos hicimos de trato respetuoso y comprensivo hacia el ser humano que se encuentra en reclusión en un cereso. Exigencia que compartían dos alumnas del taller de creación literaria de la escuela de escritores Zedík, Josefa Gual Díaz y Rebeca Montañez Ávila, quienes se ofrecieron a continuar su formación yendo al taller literario del cereso.
No contábamos con una biblioteca en el área femenil, pero teníamos a cambio el apoyo de Karina y del profesor Brito, director del cereso, para obtener o introducir los materiales que fueran necesarios, así nació la sala de lectura tan útil a las talleristas como a otras muchas internas.
Las talleristas debían leer y escribir tanto en las sesiones como entre una sesión y otra. Comentar las lecturas y lo escrito sin censura de ninguna naturaleza. Insistir en la disciplina para lograr mejores resultados, en hacer uso del pensamiento crítico, en aceptar al otro tal cual es, sin imponerle nuestros valores. En cada sesión reconocían y se ejercitaban en técnicas relacionadas con el lenguaje y el uso de recursos literarios tanto en prosa como en verso con ejemplos de la literatura local, nacional y universal. Unas veces ellas elegían los contenidos de los ejercicios y en otras ocasiones nosotros los proponíamos.
(En Agosto 2016 Lope visitó y participó en el taller que yo impartí dentro del Cereso de Mérida. Photo de Albert Durán.)
3.- ¿Qué resultados obtuvimos?
Logramos un libro, Historias de mujeres en prisión y otros relatos, que compila textos de las talleristas. Una de ellas, Zindy Abreu, obtuvo tres premios: el “José Revueltas” de cuento, el “Amaro Gamboa” de cuento corto y el “Silvestre Revueltas” de poesía. En cuanto a conocimiento, mucho más de lo que nos propusimos. Por un lado, conforme avanzábamos hacia el objetivo de nuestro curso, fuimos reconociendo y aceptando las necesidades de vida cultural estética de las internas. Aunque nos centramos en la creación literaria al principio, fue valiosísima la participación de la artista Patricia Martín Briceño con su taller de fotografía, cuyos resultados sirvieron para ilustrar el libro. También estuvieron el poeta Fer de la Cruz, el narrador Carlos Martín Briceño, el poeta Saulo de Rhode, la maravillosa Elena Poniatowska, la brillante poetisa Lourdes Cabrera, la académica Sara Poot y otros más que accedieron a compartir su experiencia creadora con las talleristas.
El taller literario evolucionó a un medio de enriquecimiento cultural artístico para las internas y los internos. Los medios de comunicación privados y oficiales en el estado dieron cuenta de esto. Karina Pérez promovió que la dirección del cereso de Mérida facilitara las visitas y presentaciones de artistas y grupos artísticos.
Por otro lado, la experiencia nos trajo la invitación para asistir a un encuentro sobre actividades culturales en centros de reclusión, particularmente teatro, promovido por la asociación internacional de las Madres de la Plaza de Mayo en Bueno Aires, Argentina. Un viaje exitoso y de rotundo fracaso. Exitoso porque nos demostró que hay mucho hecho en otras sociedades y mucho más por hacer acerca de la incorporación del arte en la reinserción social en nuestro país. Un rotundo fracaso porque lo que conocimos en Argentina que puede hacerse en Yucatán, con las adaptaciones necesarias, lo abandonamos.
4.- ¿Qué aprendí de la experiencia de impartir un taller literario en el cereso de Mérida?
Aprendí que yo pensaba como muchos otros, que los internos en los ceresos no hacen nada, que se la pasan en la pereza total. Esto es falso. La mayoría ocupa gran parte de su tiempo en las tareas propias del cereso y de su proceso judicial. Así que debían de realizar los ejercicios del taller en momentos extraordinarios. Tanto la lectura de textos sugeridos como la escritura.
Aprendí que sí es cierto que en los ceresos hay personas inocentes y personas responsables de cometer delitos. Que muchas veces el poder y la riqueza son los medios de que se valen algunos individuos para usar el sistema judicial en contra del bienestar de otros seres humanos y de la sociedad.
Aprendí que es fundamental la actitud de respeto a la persona de los internos por parte de quienes actúan en cualquier etapa del proceso de reinserción social. Mientras sigamos creyendo en el castigo, en la culpa, en la maldad como la naturaleza de los seres humanos, seguiremos construyendo sistemas carcelarios punitivos y violadores de los derechos humanos. Seguiremos viendo al otro en prisión como ejemplo del mal, no como persona digna merecedora de solidaridad para superar el trauma del encarcelamiento e incorporarse a la sociedad en mejores condiciones.
Aprendí que es necesario añadir la educación artística al proceso de reinserción social en Yucatán. Ejercer una disciplina artística no hace buena o mejor a la persona, pero sí contribuye a la construcción de una personalidad con capacidad para tomar decisiones acertadas para la mejor convivencia social.
Aprendí que son necesarias tres condiciones para que la reinserción social tenga el éxito que esperamos: 1) Una sociedad flexible, sensible y con voluntad para deshacerse de sus prejuicios relacionados con la reclusión por actos sancionados por la ley; 2) personas, sistemas, administraciones y programas penitenciarios respetuosos de los derechos humanos; 3) internos con la actitud y el coraje que los lleve al aprovechamiento de todas las oportunidades que les ofrezca el tratamiento penitenciario de reinserción social.
Aprendí que se requiere una política de gobierno orientada a sistematizar con metodología científica la investigación, el diseño, ejecución y evaluación de los programas de educación artística que tengan como objetivo apoyar la reinserción social. Hasta el día de hoy esto no se ha logrado. Son bienvenidas las buenas intenciones del talento, la creatividad y la imaginación, pero no bastan para una tarea que compromete profundamente el bienestar de las personas y la sociedad. Afirmar lo contrario es un engaño.
Sobre el autor: Francisco Lope Ávila es un poeta y escritor que vive en Merida y dirige talleres de creacion literaria en carceles y otros espacios. Su correo es:
flopeavila@gmail.com